Foto de Torcuato Fandila |
El día 3 de diciembre, los personajes
de los cuentos tradicionales, han transitado por las calles de Guadix. Decenas
de niños del Colegio Padre Poveda de las cuevas, celebraban así la inauguración
de su biblioteca escolar. Verdaderamente había algo que celebrar, porque las
bibliotecas escolares cumplen una función principal: son esencialmente un lugar
de aprendizaje, de encuentro y comunicación, integrado en un proyecto
pedagógico. Deben estar abierta al exterior, relacionarse con su entorno social
y cultural, y colaborar con otras instituciones. Esto servirá para convertirse
en catalizador que nos ayude a conocer la realidad del alumnado, e implicar a
los elementos responsables de su educación. En este momento, ese proyecto de
aprendizaje, impulsado por la Junta de Andalucía, a través del CEP (Centro del
Profesorado) aquí en Guadix, es el llamado Comunidades de Aprendizaje. Este
proyecto tiene un lema: “Todos enseñan, todos aprenden” que precisamente tiene
como objetivo hacer partícipe a toda la comunidad educativa (alumnos, ex
alumnos, docentes, padres, directivos, etc.) que influyen y son afectados por
el entorno educativo. Todos tienen algo que enseñar, todos pueden aprender. Mi
hermana Dori y yo, como ex alumnas del Colegio Padre Poveda, hemos querido
participar de esta celebración, contando un cuento y realizando una actividad
de animación a la lectura, en el que han participado alumnos, padres y
docentes.
Guadix, fue la cuna de un proyecto
pedagógico, el de la Institución Teresiana que fue la institución primordial
del sacerdote y misionero Pedro Poveda. Él supo ver en la educación, la cultura
y la promoción de la persona, la posibilidad de una respuesta a los problemas
sociales y un espacio para el encuentro de la persona con Dios. Desde el punto
de vista social, el término persona, designa al ser que vive y se desarrolla en
sociedad, pero al mismo tiempo nunca deja de actuar con un carácter individual,
haciendo uso de su singularidad. Y es especialmente de esa singularidad de
la que podemos aprender. Para que una persona pueda desarrollarse como tal,
fundamentalmente tiene que tener cubiertas sus necesidades primordiales:
alimento, vestido, techo y educación.
La Institución Teresiana, recogió su
antorcha y podemos decir que a día de hoy, todavía continúa luchando para
mantener viva su filosofía de innovación y de respuesta, su educación en
valores. Una pedagogía que actualmente podemos considerar de lo más progresista
y puntera. Aquellos años en Guadix, marcaron para siempre a Pedro Poveda, pues
consiguió poner en funcionamiento no sólo unas escuelas, sino unas escuelas en
las que se aplicó un método pedagógico “manjoniano”, considerado de los más
avanzados por entonces.
Por eso nos sentimos en cierto modo
privilegiadas, porque a pesar de que hemos vivido en una situación precaria
económicamente, hemos sido ricas en educación y en valores, algo que nos ha
engrandecido como personas, personas que pueden aportar e impulsar una sociedad
más justa y más humana.
Cita de Pedro Poveda:
“En nuestro programa, después de la fe, mejor dicho,
con la fe, ponemos la ciencia. Somos hijos del Dios de las Ciencias, de
quien dice la Sagrada Escritura: ‘Deus
Scientiarum, Dominus est’. El autor de la fe y de la ciencia es uno
mismo, Dios, y el sujeto de la fe y de la ciencia, la criatura
humana. Así como os decía el otro día que seáis mujeres de mucha fe, de fe
viva, de fe sentida, y que nunca digáis: no más fe, así os digo hoy: desead la
ciencia, trabajad por conseguirla y no os canséis nunca, ni digáis jamás: no
más ciencia. La mucha ciencia lleva a Dios, la poca nos separa de Él”.
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