YO ACCITANA
Yo accitana,
veo a mi pueblo envejecer indignamente. Paseo por sus calles antiguas de palacios en ruinas, desgarrados por el abandono y amordazados
por un cableado urbano que insulta a su belleza. Paseo bajo el sol inclemente
del mediodía entre calles desarboladas y sucias, árboles raquíticos, asfixiados
por adoquines que impiden crecer su tronco.
Yo accitana,
sueño con aquel jardín botánico de Wadias que en tiempo pretéritos fue la
envidia de Europa, escucho el torrente subterráneo de agua discurrir por las
arterias de nuestra ciudad, quejarse por la esterilidad a la que someten a sus
caños y fuentes por donde no brota ni una gota de agua.
Guadix,
Wadias, río de la vida ¡cuánto insulto a tu topónimo de origen!
Yo accitana,
me alejo por las salidas que van al campo, buscando algún rastro de lo que en
vida fuiste, Guadix, y veo tus caminos flanqueados por alambradas metálicas,
tus cerros como cárceles, cercados por alambre, tus senderos cortados por muros
de hormigón armado; con la que la poca gentileza cívica marca su territorio.
Yo accitana,
que soy cal y agua, cielo y arcilla, que soy patio, pozo, encina, acacia, torre
y luna. Yo accitana que siento correr historia y la leyenda por mi sangre, y en
mis genes la huella de los grandes hombres y mujeres que parió esta tierra. Veo
a mi pueblo subyugado a la indolencia, su patrimonio arqueológico diseminado
por la geografía española, su patrimonio documental carcomido por los hongos o
confinado a la suerte fatal de la ignorancia de quienes nos gobiernan.
Yo accitana,
reivindico ya un museo arqueológico que atraiga turistas a mi ciudad,
reivindico un archivo histórico, vivo y dotado de personal especializado y
debidamente remunerado. Yo accitana, abomino del voluntariado que esquilme los
puestos de trabajo, tan necesarios en estos tiempos, que son más una inversión
que un gasto.
Yo accitana,
reivindico un centro documental y de estudios sobre la figura de Pedro Antonio
de Alarcón que sea referente internacional. Yo accitana, paisana de uno de los
mayores dramaturgos del Siglo de Oro de nuestras letras, quiero una escuela de
teatro funcionando que organice festivales y dirigida por buenos profesionales
y con experiencia probada, que los hay sobradamente en Guadix.
Yo accitana,
postulo por un Guadix como destino turístico, donde el gobierno municipal esté
al servicio del emprendimiento y no al contrario. Yo accitana, con la maleta en
la mano y mi corazón colgado de la torre de la catedral, veo a mi pueblo
alejarse tras la ventanilla del tren y a medida que me alejo, un tirón de
melancolía me embarga, parece que alguien me susurra al oído: Tampoco esta vez
será posible…
CARMEN
HERNÁNDEZ MONTALBÁN
¡Precioso Carmen!
ResponderEliminarGracias Paco!!
EliminarGracias, Carmen, por tu escrito, yo también me considero accitano (o guadijeño, como decía Pedro Antonio de Alarcón) y alarconiano, pues pasé allí cinco años de mi adolescencia.
ResponderEliminarGracias Leandro!, yo te considero paisano mío.
EliminarGracias Carmen. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Marcelo, tú eres un chico sensible y amante de la cultura, y accitano de sangre.
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